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Las emisiones descendieron un 5,8% en España el 2019 (y bajarán más por el coronavirus)

Las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron en el 2019 en España un 5,8% respecto al año anterior. Si se tienen en cuenta las reducciones ya registradas en el 2018, el resultado es que el inventario de gases de España se acerca a los niveles de 1990. ¿Y a qué se debe estos descensos?

El menor uso del carbón en las térmicas, sustituido en gran parte por el gas natural (que comporta menos emisiones de CO2), y la solidez de las renovables son dos claves de la evolución registrada el año pasado.

Las emisiones acumulan ya una disminución del 28,8% respecto a 2005, el momento álgido.

“La crisis desatada por el coronavirus supondrá, previsiblemente, una caída aún más espectacular en 2020”, afirma el experto José Santamarta, que ha elaborado el estudio para el Observatorio de la Sostenibilidad.

Las emisiones de gases alcanzaron en España en 1990 un total de 289,4 millones de toneladas de CO2 equivalentes; tuvieron su pico de 442 millones de toneladas de CO2 equivalentes en el 2005 y el año pasado se redujeron hasta 314,9 millones de toneladas de CO2 equivalente según los datos ofrecidos en este estudio

El grueso de los gases invernadero procede del sector de la producción de electricidad y el transporte. Aquí se incluyen las diez refinerías de petróleo, consumos energéticos de la industria, transporte aéreo interior, usos residenciales (sobre todo calefacción y agua caliente sanitaria) y servicios.

El grueso de las emisiones proceden del sector de la producción de electricidad y el transporte

Otro bloque son los procesos industriales distintos a la combustión, como la producción de cemento, industria química y metalúrgica, representaron en 2019 el 9,8%.

La agricultura y la ganadería representan el 14,2% del total de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente.

Y los residuos representan el 4,9% del total de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente.

Evolución, más gas

En 2019 el gas natural creció de forma espectacular, un 14,6%, a causa de su mayor uso (81,6%) en la generación eléctrica en sustitución del carbón.

En el sector del transporte por carretera las emisiones han crecido un 0,6% en 2019 y un 3,5% en el transporte aéreo interior.

Pese a todo, España sigue siendo uno de los países industrializados donde más han aumentado las emisiones desde 1990 y sigue necesitando un importante esfuerzo para alcanzar los objetivos de reducción para el 2030.

En el sector del transporte por carretera las emisiones han crecido un 0,6% en 2019

“Las políticas públicas y los programas de ayuda para incentivar la eficiencia, los vehículos eléctricos y el ahorro energético en el transporte, la edificación y en el sector servicios no han tenido hasta ahora una dimensión suficiente como para que la disminución de emisiones pueda apreciarse de manera significativa en los sectores difusos”, dice el informe

Causas del descenso del año pasado

La reducción de emisiones en el año 2019 respecto del año anterior puede imputarse a la disminución de la quema de carbón para la generación eléctrica (un 69,4%), compensado en parte por el aumento del consumo del gas natural en las centrales de ciclo combinado (+93,7).

En paralelo, se pudo compensar la merma en la producción hidráulica (-27,6%), ya que la eólica creció un 8,4%, la fotovoltaica un 19,6% y la termosolar un 16,8%.

Un factor clave ha sido disminución de la quema de carbón para la generación eléctrica (un 69,4%)

En cualquier caso, el factor determinante fue la menor generación con carbón en las térmicas, debido en gran parte a los altos precios de los derechos de emisión.

El resultado de este aumento de precios ha conducido a una relevante disminución del carbón en generación eléctrica.

La otra parte de la explicación corresponde a la mayor presencia de las energías renovables (como eólica, fotovoltaica y termosolar), cuya mayor penetración ayudan a entender el calibre del cambio. Sólo la eólica evitó la emisión en 2019 de 28 millones de toneladas de CO2 equivalente.

La presencia de la renovables “fue frenada por los gobiernos del PP de Rajoy” pero luego reactivada

En la primera década del siglo XXI se dieron importantes cambios en el mix eléctrico español, como el alto nivel de penetración de las tecnologías renovables y la sustitución del carbón por gas el natural. La presencia de la renovables “fue frenada por los gobiernos del PP de Rajoy”, aunque posteriormente debió rectificar, indica el informe.

¿Razones? “La notable disminución de los costes de las tecnologías fotovoltaica y eólica así la necesidad de cumplir con los objetivos europeos” sobre renovables explican este giro.

El resultado es que el gobierno el PP debió convocar subastas para asignar nueva potencia renovable (9.000 MW).

Y más recientemente el nuevo gobierno (PSOE-Podemos) ha iniciado el desbloqueo a los proyectos con autoconsumo y ha anunciado un plan nacional integrado de energía y clima (PNIEC) con un importante despliegue de energías renovables que previsiblemente transformará y descarbonizará nuestro mix de generación eléctrica para 2030.

Reparto entre comercio de emisiones y sectores difusos

Las emisiones de los sectores sujetos al comercio europeo de derechos de emisión (ETS, en sus siglas en inglés), como el eléctrico, las cementeras, la siderurgia y demás, representan en España un 36,4% del total.

Por su parte, el resto de ámbitos o sectores difusos (edificación, transporte, residuos…) representaron un 61% de las emisiones totales según los datos preliminares.

Los objetivos europeos de España para el 2030 son, a falta de que el Gobierno fije metas más ambiciosas, una reducción del 26% para los sectores difusos y del 43% para los sectores regulados por el comercio de emisiones respecto a 2005.

Las emisiones de gases de efecto invernadero en España tendrían que reducirse un tercio para cumplir con el objetivo previsto en el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética para 2030.

Sin embargo, el informe señala que “con las tendencias observadas desde 1990, se antoja difícil cumplir los objetivos”, muy ambiciosos, planteados por el Gobierno para continuar la reducción de emisiones en el año 2030. En este sentido, se apunta que lo ideal sería dar continuidad a la tendencia registrada en el 2019, y mantenerla, con una reducción aproximada de un 7%.

A este objetivo puede ayudar el previsible inmediato fin del carbón (que podría desaparecer en breve del pool eléctrico).

Además, se apunta que la enorme desaceleración en la economía mundial que ocasionara el coronavius, también en la española, “puede tener profundas consecuencias en las emisiones del año”.

El informe plantea algunas recomendaciones destacables:

  • Aumentar el peso de la energía termoeléctrica y la hidráulica de bombeo, para aprovechar su capacidad de gestionabilidad respecto a otras fuentes de renovables especialmente intermitentes como el viento, pero también la solar.
  • Implantación de 1 millón de tejados solares tanto con fotovoltaica como para agua caliente y refrigeración. Se aduce que en Alemania existen 1,4 millones de tejados solares, en Gran Bretaña 0,8 millones, en Italia 0,6 millones y en España sólo 10.000. “La derogación del impuesto al sol no es suficiente”, dice el informe, que propugna introducir el balance neto sin limitaciones en las instalaciones de autoconsumo, promover la fotovoltaica en el sector industrial (polígonos, sectores…) y en los tejados municipales o de uso público, y facilitar la energías distribuida.
  • “No puede permitirse que el espacio que deja el carbón para la generación eléctrica lo ocupe mayoritariamente el gas natural”, añade otras de las recomendaciones.
  • “Acompañar la transición energética con una política industrial planificada y activa que oriente las inversiones hacia nuevos negocios energéticos y renovables pensado en la España vaciada y redirija una parte de la actividad industrial a los territorios afectados por cierres de instalaciones derivadas de la transición”.
  • Reforma fiscal energética, a través de la creación de un impuesto sobre el CO2 (ya existente en otros países europeos) y sobre contaminantes atmosféricos que incremente la fiscalidad de los hidrocarburos y reordene la del sector eléctrico, de manera que se grave a los combustibles fósiles y la energía nuclear.
  • Cambio en el mercado eléctrico que asigne señales de precios a la energía. “El mercado eléctrico necesita una modificación sustancial de actual modelo marginalista de fijación de precios, con base en los costes reales de generación o en el coste marginal pero para cada una de las tecnologías eléctricas”.
  • Para ello hace falta una auditoría actualizada de todos los costes del sistema eléctrico, especialmente los derivados del almacenamiento (eléctrico y térmico) altamente sensibles en los próximos años cuando se superen penetraciones de renovables por encima del 60% y que requieren nuevos retos en gestionabilidad.
  • Búsqueda de soluciones e implantación de tecnologías menos contaminantes para descarbonizar sectores industriales de muy difícil actuación, como refinerías, cementeras… Los procesos industriales intensivos en consumo energético como la producción de clinker, petroquímica y metalúrgica, representaron en 2019 el 9,8% de las emisiones.
  • Rehabilitación energética del parque de viviendas con ayudas para los más vulnerables especialmente en las ciudades donde se están observando los mayores aumentos de temperaturas y donde van a ser necesarias más ayudas para la climatización.
  • Apoyo decidido al coche eléctrico y puntos de recarga apoyadas en el autoconsumo.
  • Inventario de gases de efecto invernadero y estrategia de descarbonización para cada ciudad
  • Estrategia de descarbonización de todos y cada uno de los sectores difusos.
  • Control y reducción de la ganadería intensiva en macrogranjas “un gran generador de emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente metano”. La agricultura y ganadería emiten 14,2% del total de las emisiones en términos de CO2 equivalente.
  • Plan de choque respecto al transporte de mercancías. Actualmente el 92% de las mercancías son transportadas en España a través de las carreteras y no se observa ningún movimiento para que las mercancías sean movidas por ferrocarril; ni se avanza decididamente en la aplicación de biocombustibles: biogás, aceites hidrogenados…

Fuente: La Vanguardia