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Energía nuclear: ¿energía verde?

Las nuevas leyes de la Unión Europea consideran el gas y la energía nuclear como energías verdes pero, ¿realmente lo son?

El Parlamento Europeo ha dado luz verde a la propuesta de la Comisión Europea de incluir el gas y las centrales nucleares dentro de la categoría de energías verdes. Con esta decisión, las dos tecnologías se equiparan a las energías renovables, como la eólica o la solar, y podrán recibir ayudas económicas porque ayudarán a combatir el cambio climático.

Con esta decisión la Unión Europea (UE) da la razón a diferentes países, como Francia, que desde hace tiempo reclamaban un reconocimiento expreso de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de CO2. También Alemania pedía la inclusión del gas como energía necesaria para la transición energética.

Sin embargo, el cambio en la taxonomía verde (el sistema que determina qué actividades entran dentro de los criterios de sostenibilidad) ha contado con el rechazo de los partidos ecologistas europeos, los grupos ambientalistas y la propia comunidad científica. Estos consideran que ninguna de las dos tecnologías pueden considerarse como energías verdes.

Organizaciones medioambientales como WWF y Greenpeace también han anunciado su intención de llevar la nueva normativa ante el Tribunal de Justicia de la UE, por considerar que la decisión aprobada no cumple con los objetivos del Acuerdo de París.

¿Qué son las energías verdes?

Las energías verdes son energías no contaminantes y que provienen de fuentes totalmente renovables. Entre estas encontramos la energía solar, que proviene de la luz del sol; la energía eólica, que se produce a través del viento; o la energía hidráulica, que se obtiene de las corrientes de agua.

Este tipo de energías son limpias, no perjudican al medioambiente y son más sostenibles. Además, son fundamentales para llevar a cabo la descarbonización, es decir, el proceso de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera, especialmente de dióxido de carbono (CO2).

Debido a su bajo impacto a nivel ambiental, las energías verdes tienen un papel clave en la transición energética, definida como los cambios que deben darse en los modelos de producción, distribución y consumo de energía para hacerlos más sostenibles.

Estas energías son una alternativa a las energías no renovables, como el petróleo o el carbón, y ayudan a combatir el calentamiento global. Además pueden servir para garantizar la independencia energética de los países, ya que este tipo de energía se obtiene de materias primas renovables que se encuentran en casi todos los puntos de la Tierra.

Nuclear y gas: ¿son realmente respetuosas con el medio ambiente?

En enero, expertos independientes que asesoran a la Comisión Europea publicaron un informe donde rechazaron la decisión de etiquetar el gas y la energía nuclear como energías verdes y respetuosas con el medio ambiente. ¿Cuáles son los argumentos utilizados por la comunidad científica para defender esta postura?

Por un lado, es cierto que el gas supone algunas mejoras respecto al uso del carbón. Sin embargo, el informe explica que el gas es igualmente un combustible fósil cuyo uso y extracción genera grandes emisiones de efecto invernadero, las cuales son perjudiciales para el medioambiente y aceleran el calentamiento global.

Por el otro, aunque la energía nuclear casi no produce emisiones de gases de efecto invernadero, los riesgos de los residuos radiactivos son demasiado altos para la protección y restauración de la biodiversidad y ecosistemas del mundo.

El miedo a que se produzca otra catástrofe como la de Chernóbil o Fukushima aumenta las reticencias a la hora de implantar este tipo de fuente de energía. Además, la energía nuclear depende del uranio, un mineral que puede agotarse y que, por tanto, impide hablar de la nuclear como energía renovable.

Fuente: La Vanguardia