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Las petroleras quieren invertir 40.000 millones en una década para ‘limpiar’ el carburante

Las petroleras europeas, agrupadas en la asociación FuelsEurope, han presentado hoy su Hoja de Ruta para que el transporte sea neutro en emisiones de carbono en 2050, gracias a los combustibles líquidos. A más corto plazo, apuestan por invertir de 30.000 a 40.000 millones de euros antes de 2035, al objeto de evitar anualmente las mismas emisiones de CO2 que 50 millones de vehículos eléctricos.

El proyecto de Repsol para producir combustibles limpios en el complejo bilbaíno de Petronor, tras una inversión de 60 millones, es el último de una ya larga serie de actuaciones en las refinerías europeas para alcanzar una movilidad sin emisiones de carbono a mediados de siglo. La nueva estrategia de FuelsEurope, señala los desarrollos de ENI en Sicilia -valorizando residuos-, de BP en Hamburgo para producir combustible de aviación a partir del hidrógeno verde -obtenido con energía renovable-, o de Equinor, Shell y Total para confinar y capturar las emisiones de CO2.

A partir de estas experiencias, FuelsEurope calcula que hace falta una inversión de 30.000 a 40.000 millones hasta 2030 para disponer de una capacidad de producción anual de carburantes limpios en la UE de 30 millones de toneladas equivalentes de petróleo. Siguiendo con la misma tendencia, cinco años después, en 2035, los carburantes ecológicos consumidos por vehículos de combustión interna evitarían las mismas emisiones que 50 millones de vehículos eléctricos, unos 100 millones de toneladas de CO2 al año.

Entre estos combustibles verdes, enumera los biocarburantes de primera generación -en los que no habrá nueva inversión-, los aceites vegetales hidrotratados, el hidrógeno, los combustibles sintéticos y los producidos a partir de residuos y materiales lignocelulósicos, que recibirían el grueso de la inversión, unos 25.000 millones.

Según su estrategia, acorde con la ya presentada por las petroleras españolas hace casi un año, una vez que el transporte por carretera esté usando masivamente las tecnologías de bajas emisiones, los ecocombustibles se aplicarían para descarbonizar progresivamente la aviación y la navegación, con vistas a recortar hasta el 50 % de las emisiones de CO2 de ambos sectores a mediados de siglo.

Más de medio billón de inversión hasta 2050

La producción de ecocombustibles para todo el transporte, carretera, marítimo y aéreo, exigirá una inversión de 400.0000 a 650.000 millones. Para 2050, se podría disponer de 150 millones de toneladas anuales de ecocombustibles, que evitarían la emisión de 400 millones de toneladas de CO2 al año. Aproximadamente la mitad de ellos serían los lignocelulósicos, mientras que la otra mitad la aportarían los combustibles sintéticos y, en menor medida, el hidrógeno.

La neutralidad total de las emisiones de carbono en el transporte a mediados de siglo se conseguiría con la captura y el confinamiento del carbono (CAC) de los procesos de refino a partir de las materias primas no fósiles hasta los carburantes finales, esto es, el CAC reduciría el volumen total de CO2 -contabilizaría emisiones negativas-, porque se aplicaría en un proceso ya de por sí neutro en emisiones.

Mercado de CO2 para el transporte y cómputo de todo el ciclo de vida

Para cumplir su hoja de ruta, FuelsEurope reclama la creación de un mercado para los combustibles limpios, con una clara señal del precio del carbono, para facilitar la inversión. En el transporte por carretera, esto podría conseguirse mediante el comercio de derechos de CO2 -el sistema aplicado a la electricidad- o con legislación sobre la intensidad de carbono durante todo el ciclo de vida -del pozo a la rueda-, con los suministradores de combustibles como sujetos obligados y la posibilidad de establecer créditos comerciales entre ellos.

También habría que modificar la actual normativa contable sobre el CO2 emitido por los vehículos, corrigiendo el actual enfoque del depósito a la rueda, para que los consumidores conozcan con precisión la intensidad de CO2 de sus opciones de movilidad y facilitar la reconversión de los fabricantes de vehículos.

La estabilidad regulatoria, la sencillez de la normativa europea y la aplicación de una fiscalidad que valore la intensidad de carbono serían otras medidas relevantes, particularmente la última, porque la exención o la reducción de impuestos sobre los ecocombustibles lograría el doble objetivo de mantener los precios de los combustibles asequibles y favorecer las inversiones.

Renovar el parque de vehículos

AOP, la rama española de FuelsEurope, pone el acento en otro elemento: la renovación de vehículos, ya que España tiene uno de los parques de automóviles más envejecidos de Europa, con una antigüedad media de 12,7 años. La sustitución de uno de estos vehículos en circulación por uno nuevo supone un ahorro del 30 % de CO2: «Con motores mucho más eficientes y ecocombustibles mucho menos emisores, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no dependerá solo de la penetración del coche eléctrico» remacha la patronal refinera.

Fuente: El Economista