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2021: Buenas noticias en Cambio Climático a nivel mundial. Josep Garriga, diciembre de 2020

Hoy podemos afirmar que el multilateralismo volverá a tener un papel relevante en el proceso de lucha contra el cambio climático en el marco de las Naciones Unidas.

A partir de enero del próximo año se pondrá en marcha el Acuerdo de París de 2015 y el Protocolo de Kioto de 1997 pasará a ser historia.

Cabe recordar, sin embargo, que actualmente aún no tenemos concretado la totalidad del “rule book” necesario para que el Acuerdo de París sea plenamente operativo, pero durante el próximo año, si la Covid19 lo permite y las negociaciones en Glasgow lo hacen posible, es muy probable que así sea.

Durante el año 2020 no ha sido posible la realización presencial de negociaciones para completar la preparación de la puesta en funcionamiento en su totalidad del Acuerdo de París, lo que ha supuesto la no reunión de los Órganos Subsidiarios en Bonn la pasada primavera como era normal en los últimos años.

A pesar de ello el trabajo técnico y de negociación preliminar para la COP 26 si se ha producido de manera telemática, ello ha significado que el 2020 no ha sido un año perdido en la lucha contra el cambio climático.

Una muestra de ello ha sido el denominado “U.N.CLIMATE CHANGE DIALOGUES” durante los días 29 de noviembre al 4 de Diciembre pasados, donde se trataba de avanzar y cumplimentar los trabajos previstos para el año 2020.

De manera virtual, bajo la organización de las Naciones Unidas y la coordinación de los representantes de las Presidencias de la COP 25 y de la futura COP 26, junto a los Presidentes de los Órganos Subsidiarios de implementación (SBI) y el de asesoramiento científico y tecnológico (SBSTA), 800 personas han participado telemáticamente en una serie de reuniones (más de 60) técnicas, informativas e informales preparatorias de la COP 26.

La experiencia ha tenido aspectos muy positivos y otros menos deseables.

Entre los positivos se puede señalar la democratización del proceso de diálogo, dado que el marco virtual ha favorecido la presencia de muchas personas e instituciones que de manera presencial no hubieran tenido posibilidades reales de asistir.

Entre las partes menos deseables han estado el tema de los horarios de las conferencias, que han supuesto dificultades de seguimiento en directo en muchas partes del planeta por los diferentes husos horarios y la baja calidad de conexión en algunos lugares del mismo.

Los aspectos técnicos e informativos del diálogo han sido ampliamente expuestos, pero los de la verdadera negociación en los aspectos más controvertidos no ha sido posible, dado que todas las delegaciones de los Estados han repetido sus conocidas posiciones sin que del diálogo pudiera salir el más mínimo acercamiento de las posiciones iníciales a otras más flexibles.

Se ha constatado la necesidad de que se produzcan negociaciones presenciales, para que sea posible el acercamiento de posiciones no coincidentes en los temas clave.

A mi parecer, los temas clave que no están acordados aún, para ser aprobados en la COP 26, son: a) El artículo 6 del Acuerdo de París sobre los mecanismos de mercado y de no-mercado, b) los plazos comunes para las declaraciones de las contribuciones determinadas nacionalmente, c) la financiación climática a nivel mundial, d) la transparencia en reporting y e) que se va hacer de los derechos procedentes del Protocolo de Kioto que no se hayan podido utilizar.

Muchos otros temas de la negociación son también importantes, entre ellos los mecanismos de pérdidas y daños acordados en la COP 19 de Varsovia y las medidas de respuesta, pero estos y muchos otros solo lo podrán ser si, al mismo tiempo, los temas clave tienen un planteamiento que signifiquen, para todos los Estados, elementos adecuados a sus intereses, de manera ponderada y teniendo en cuenta todos los pros y contra que les afecten.

Si que dentro del diálogo se ha podido definir, y no es poco, opciones distintas y concretas sobre los temas clave y los importantes, como ejemplo de ello está el tema de los plazos comunes (common time frames), donde ya hay tres opciones establecidas: a) cinco años b) 10 años c) 5 o 10 años a opción de cada Estado.

Esta última opción es la de China, Arabia Saudí y otros, pero como se ve, es poco operativa, ya que el plazo común puede variar a voluntad de cada Estado y este, no sería único ni comparable en el tiempo.

Lo más acorde con el espíritu del Acuerdo de París y la más operativa sería la de 5 años, que es la que defiende la Unión Europea y otros estados.

En general el diálogo virtual ha sido positivo aunque en algunas de sus partes no haya sido en modo abierto para todos los participantes.

Algunos temas clave se han discutido en circuitos cerrados de manera informal, como ya sucede también en las COP presenciales, es una metodología que permite a los Estados exponer sus posiciones en foros que no les comprometan y no es hasta el último minuto de las negociaciones y en forma de paquete final cuando al no poner objeciones, se puede llegar a acuerdos en temas que de otra manera sería muy difícil de conseguir.

A día de hoy podemos esperar que la COP 26 permitirá llegar a acuerdos positivos ya que se ha constatado que existe una cierta predisposición a que en Glasgow se pueda llegar a un acuerdo efectivo y satisfactorio.

El tema del aumento de la ambición ha estado siempre presente en los diálogos virtuales aunque, las más de las veces, de manera muy abstracta.

Muchas otras cosas han sucedido durante este año que nos pueden dar una cierta esperanza en temas relacionados en la lucha contra el cambio climático. Las elecciones americanas del pasado noviembre han significado un cambio en la administración a nivel federal. Con el Presidente Trump, los EE.UU. se fueron del Acuerdo de París pero con el Presidente Biden pueden volver pronto a estar dentro, influyendo y colaborando en políticas efectivas de lucha contra el Cambio Climático a nivel mundial.

Sin la contribución de los EE.UU. sobre todo en temas de financiación climática sería muy complicado el despliegue eficaz del Acuerdo de París.

Recientemente ha sido nombrado “enviado especial” del Presidente de los EE.UU. en temas de cambio climático el experimentado Sr. John Kerry, el cual en Madrid, el pasado año 2019, en la COP 25 participó en un evento de alto nivel para reforzar la acción climática y más tarde, en los pasillos, en una charla con un grupo de jóvenes mayoritariamente norteamericanos, a la que tuve la fortuna de poder asistir, afirmó que EE.UU. no deberían abandonar el Acuerdo de París ya que este representaba un acuerdo global sobre un tema, el cambio climático de importancia vital para toda la humanidad. En Glasgow, seguro que tendrá un protagonismo más acusado y seremos muchos más los que le escuchemos defender el multilateralismo, de nuevo, en la lucha global contra el cambio climático.

El fue quien, el 16 de enero de 2016, con su nieta Isabelle entre sus rodillas firmó la entrada de su país al Acuerdo de París, previamente había negociado con China acuerdos bilaterales que facilitaron el acuerdo global en París en diciembre de 2015.

Es importante recordar que el senador John Kerry fue un pionero en la lucha a nivel legal contra el cambio climático, también dentro de los EE.UU. en mayo del 2010 presentó al Senado una ley, la ¨Kerry-Lieberman climate change bill¨ que pretendía modificar el sistema energético norteamericano para hacerlo más acorde con las políticas de lucha contra el cambio climático, pero la correlación de fuerzas en el Senado de aquellos días no le dio el respaldo definitivo necesario.

Sería muy positivo que el actual Senado norteamericano formado por 50 senadores republicanos y 46 demócratas y 2 independientes que votan con los demócratas, fueran completados con dos senadores más del partido demócrata para poder establecer, en caso de empate, con un voto decisivo de la Vicepresidenta de los EE.UU. mejorar las políticas en temas de cambio climático.

La segunda vuelta de la Elecciones al Senado en el Estado de Georgia se producirá el 5 de enero de 2021 y no podemos descartar esta posibilidad que aunque sería deseable, no deja de ser improbable en un estado de tradición republicana.

Otros protagonistas importantes han sido las posiciones del Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Antonio Guterres que ha declarado en una conferencia en la Universidad de Columbia en N.Y. el 2 de diciembre pasado a modo de resumen que “el planeta está roto” y ha hecho un llamamiento para un acuerdo efectivo de lucha contra el cambio climático y la protección de la naturaleza, para el primer caso propone una coalición global de países que se comprometan a realizar un camino común para tener un planeta neutro en emisiones para este siglo, el encuentro virtual del pasado 12 de diciembre en Naciones Unidas de los principales líderes políticos a nivel mundial iban en esta dirección.

La Unión Europea ha realizado este último año un esfuerzo político y legislativo para conseguir a la vez la reconversión económica y social después de la Covid 19, el refuerzo de la lucha contra el cambio climático y el fomento de la digitalización de la economía de la Unión Europea, el programa GREEN DEAL y la financiación ordinaria de la Unión Europea y la extraordinaria del programa NEXT GENERATION son elementos que pueden reforzar estos tres objetivos.

Finalmente, no sin antes con una fuerte discusión entre algunos de sus miembros, la U.E. ha podido anunciar su compromiso de reducción del 55% de sus emisiones en 2030 sobre la base de las del año 1990

Las políticas económicas, sociales y medio-ambientales del gobierno español van en esta dirección con pasos “inequívocos y sólidos” tal como expuso de manera virtual el Presidente Sánchez ante las Naciones Unidas el pasado 12 de diciembre en el “Climate Ambition Summit 2020”.

La aprobación de una ley española de cambio climático por parte del Parlamento español es una condición muy necesaria para poder tener una legislación acorde con los objetivos del Acuerdo de París y del GREEN DEAL de la Unión Europea.

Finalmente, pero no menos importante son las declaraciones en la Sede de las Naciones Unidas del Presidente de China, Xi Linping en las que se comprometió formalmente a tener para China un objetivo de emisiones neutras para el año 2060, es un poco lejos de lo que sería deseable pero es la primera vez que se compromete China, a un objetivo de reducción en un espacio temporal concreto.

En conclusión, sería deseable y del todo necesario, que el año próximo tuviéramos una reconstrucción social, económica y medio ambiental de toda la humanidad después de la pandemia de la COVID 19 y un inicio efectivo de la puesta en funcionamiento de los mecanismos del Acuerdo de París, cuando logremos tener completado su desarrollo en la COP 26 de Glasgow y creo que con las precauciones adecuadas todo ello será posible durante el año 2021.

Josep Garriga Sala

Economista, experto en cambio climático y asesor de la Fundación Empresa y Clima
15-Diciembre-2020